EL BIENESTAR PSICOLÓGICO, UN INDICADOR POSITIVO DE LA SALUD MENTAL THE PSYCHOLOGICAL WELL-BEING, A POSITIVE INDICATOR OF MENTAL HEALTH . Arlene Oramas Viera 1 Sandra Santana López 2 Adriana Vergara Barrenechea 3

El bienestar psicológico, um indicador positivo de la salud mental
EL BIENESTAR PSICOLÓGICO, UN INDICADOR POSITIVO DE LA SALUD MENTAL
THE PSYCHOLOGICAL WELL-BEING, A POSITIVE INDICATOR OF MENTAL HEALTH
.
Arlene Oramas Viera 1
Sandra Santana López 2
Adriana Vergara Barrenechea 3
RESUMEN
Este artículo se centra en una perspectiva positiva de la Psico-logía. Hace énfasis en procesos psicológicos asociados con el fun-cionamiento del sí mismo como regulador, mediador y motivador del bienestar. Revisa diversas concepciones e indicadores del bien-estar psicológico. Presenta una alternativa para la evaluación del mismo: el Cuestionario de Bienestar Psicológico, de 14 reactivos. Este cuestionario fue respondido por 1006 docentes venezolanos y 250 docentes cubanos, con el objetivo de analizar su estructura fac-torial y consistencia interna –alpha de Cronbach-, así como también, con el ánimo de conocer su efecto en los procesos de adaptación de las personas, fueron analizadas las asociaciones con indicadores de la salud mental y la vulnerabilidad al estrés.
Palabras clave: Calidad de vida, bienestar psicológico, bienestar subjetivo, salud mental
ABSTRACT
This article is centered in a positive perspective of Psychology. It emphasizes the psychological processes associated with the op-eration of the self like regulator, mediator and motivator of well-being. It reviews diverse conceptions and indicators of psychologi-cal well-being. It presents an alternative in order to evaluate this aspect: Psychological Well-being Questionnaire (14 items). This questionnaire was answered by 1006 Venezuelan and 250 Cuban teachers, with the aim to analyze the factorial structure and intern consistence -Cronbach´s alpha-, as well as it was analyzed, with the aim of knowing their effects on the adaptation processes of the peo-ple, the associations with indicators the mental health and vulner-ability stress.
Key words: Quality of life, psychology well being, subjetive well-being, mental health
INTRODUCCIÓN
La distinción entre enfermedad y salud mental resulta polémica. A nuestro criterio, ambos constructos cons-tituyen los polos positivos y negativos de un continuo que representa un proceso dinámico de la interacción del sujeto con su entorno. Este proceso esta multide-terminado por variables de diversa naturaleza: bioló-gicas, psicológicas y sociales.
El concepto de ‘salud mental’ dado por Silvia Ber-mann confirma esta idea anterior, “podría decirse que la salud mental consiste en el aprendizaje de la realidad para transformarla a través del enfrenta-miento, manejo y solución integradora de conflictos, tanto internos del individuo como los que se dan entre él y su medio. Cuando dicho aprendizaje se perturba o fracasa en el intento de su resolución, puede comen-zarse a hablar de enfermedad”. En sentido similar, Pichón Riviere apunta: “La salud mental se concibe como la capacidad de mantener con el mundo rela-ciones dialécticas y transformadoras que permitan resolver las contradicciones internas del individuo y las de éste con el contexto social” 1.
Sin embargo, tradicionalmente al proceso de la salud mental se accede por el polo negativo, obviamente por la necesidad de dar solución inmediata al problema de la enfermedad, predominando en su abordaje un enfo-que médico psicopatológico.
El estudio del proceso de la salud mental en términos positivos nos remite a lo que se ha nombrado en la li-teratura como Psicología Salutogénica o Positiva, y a lo que muchos investigadores denominan nuevo para-digma. Temas que se estudian dentro de esta perspec-tiva son: el sentido de coherencia, la fortaleza, la auto-eficacia aprendida, el locus de control, la capacidad de resistencia (resilience), los mecanismos de defensas maduros, el bienestar psicológico, el bienestar subjeti-vo, las estrategias de afrontamiento, los talentos y la creatividad. Nosotros centraremos nuestra atención en este estudio en el tema del bienestar psicológico, ya que es posible caracterizar la satisfacción y la felici-dad como indicadores de buen funcionamiento mental, y es por ello que se torna necesario contar con instru-mentos de evaluación del bienestar psicológico 2.
El tema del bienestar humano es algo que preocupa a la humanidad desde que emerge como tal; el ser humano busca la satisfacción de sus necesidades como todo ser vivo; sin embargo, la conciencia de sentirse feliz es algo específico de la especie humana.
Como puede apreciarse, estamos aquí haciendo refe-rencia a dos términos: satisfacción y felicidad, para
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1 Licenciada en Psicología, Master en Psicología de la Salud, Investigadora Agregado, Profesora Asistente. Departamento de Psicología, Instituto Nacional de Salud de los Trabajadores, La Habana, Cuba
2 Médico especialista de I grado en Medicina Interna y de II grado en Medicina del Trabajo, Master en Salud de los Trabajadores, Profesora Ins-tructora. Vicedirección de Atención Médica, Instituto Nacional de Salud de los Trabajadores, La Habana, Cuba
3 Técnica Auxiliar de Investigación. Departamento de Psicología, Instituto Nacional de Salud de los Trabajadores, La Habana, Cuba
Correspondencia:
MSc Arlene Oramas Viera
Instituto Nacional de Salud de los Trabajadores
Calzada de Bejucal km 7½, Apartado 9064, Arroyo Naranjo, Ciudad de La Habana 10900, Cuba
E-mail: arlene.oramas@infomed.sld.cu
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referimos al bienestar; resulta, pues, necesario delimi-tar y precisar este concepto.
Al comienzo de la década de los 60 del pasado siglo, aparecen los primeros trabajos donde se intenta definir el bienestar y, sobretodo sus fuentes. Cummings y Henry, en 1961, colocaron éstas dentro del individuo, y Cantril 3 las ubica en factores contextuales que pre-dicen la satisfacción con la vida de cada uno, demos-trando que había una sustancial variación en la impor-tancia de las metas a través de las sociedades y en la percepción del éxito personal. En esta oportunidad se identifica el bienestar con la satisfacción personal.
Bradburn y Caplovitz 4 tomaron un camino diferente. Su enfoque se basó en la disposición de ánimo y afec-to-felicidad para el bienestar. La nueva dimensión de su trabajo fue pensar en la felicidad no como la ausen-cia de un perjuicio negativo, sino como el equilibrio positivo entre la inevitable mezcla de experiencias buenas y malas que son la sustancia de la vida cotidia-na.
Fueron Campbell et al 5, en ‘La Calidad de Vida Ame-ricana’, quienes sintetizan el trabajo de los autores anteriores. Ellos proponen una dimensión cognitiva y valorativa del bienestar en el enfoque de la satisfac-ción y una dimensión afectiva, que concentra el equi-librio entre los componentes positivos y negativos de la disposición de ánimo. Satisfacción en este caso se refiere a la extensión con que se percibe que las espe-ranzas y aspiraciones son logradas. La satisfacción y la felicidad se funden en una escala de bienestar. Anti-ciparon que aunque satisfacción y felicidad pueden correlacionar, esta correlación no las hace idénticas, e identificaron grandes dimensiones de vida que contri-buyen acumulativamente al sentido de la calidad de vida de cada uno 5.
Como puede apreciarse, el concepto de bienestar for-ma parte de un universo conceptual más amplio: el de calidad de vida. Se refiere a cómo y por qué las perso-nas vivencian sus vidas de manera positiva, y está muy relacionado con temas como bienestar psicológi-co, felicidad, satisfacción moral y afectos positivos.
El término bienestar lleva implícita la vivencia perso-nal, subjetiva, por lo que para algunos autores el tér-mino bienestar subjetivo puede considerarse una re-dundancia. El bienestar psicológico ha sido utilizado como sinónimo de bienestar subjetivo; de hecho, am-bos términos están estrechamente relacionados. El bienestar psicológico puede ser considerado como la parte del bienestar que compone el nivel psicológico, siendo el bienestar general o bienestar subjetivo el que está compuesto por otras influencias, como, por ejem-plo la satisfacción de necesidades de diversa naturale-za y no de tipo psicológico 6. El bienestar psicológico trasciende, además, el estado de ánimo; si bien es cier-to que tiene elementos reactivos, transitorios, su esta-bilidad tiene mayor influencia.
Existe dentro del tema del bienestar un tipo de enfo-que cuyo principal teórico ha sido Carol Ryff, y que se refiere al bienestar psicológico o salud mental positi-va. Este constructo es operacionalizado por este autor a partir de una encuesta sobre qué entendía por felici-dad una muestra de adultos y ancianos, cuyos resulta-dos fueron validados factorialmente y de ellos se deri-vó una estructura de seis dominios: autonomía, auto-aceptación, crecimiento personal, dominio, metas en la vida y relaciones positivas con los otros 7. Posterior-mente, las escalas se redujeron a cuatro y reflejaron una concepción de salud mental positiva en la cual se-ñalaron como elementos fundamentales las metas en la vida y las relaciones interpersonales positivas, y como complementarios: la autoaceptación y el dominio 8.
Este punto de vista tiene su base en las concepciones filosóficas clásicas del bienestar como virtud, en el sentido de búsqueda constante de la excelencia perso-nal y que coincide con una concepción normativa que define lo que es bueno, deseable y aceptable, y no la vivencia solamente de sentimientos de alegría.
Las relaciones entre el bienestar general y el bienestar psicológico o salud mental positiva, no pueden com-prenderse sin remitirse al concepto del sí mismo y su papel regulador de la personalidad. Esto permite ofre-cer una síntesis de ambas tendencias 9. Existen abun-dantes datos que sugieren que adultos y ancianos con-siderados como ajustados y que presentan autoacepta-ción, autoestima y autoeficacia elevadas, tienden a considerarse como felices; es válido aclarar que las relaciones de causalidad son limitadas en estos estu-dios. Por otra parte, el sentido de competencia perso-nal permite que se den evaluaciones cognitivas que disminuyan el impacto amenazante de los eventos es-tresantes sobre las personas y, además, con las propie-dades autoprotectoras que posee, se convierte en una fuerza motivadora para mantener su estabilidad a pe-sar de las circunstancias amenazantes.
Las actitudes del sujeto consigo mismo o lo que algu-nos autores llaman el self, el autoconcepto o el sí mismo, constituyen un mecanismo autoregulador del sujeto que refleja el conocimiento que tiene de sí mismo mediatizado por el proceso de interacción so-cial en las diversas áreas de relación. Permite interpre-tar experiencias, manejar las emociones, iniciar com-portamientos y experimentar un sentido de continui-dad. Este sentido de continuidad garantiza el mante-nimiento de los mecanismos de autorregulación al po-sibilitar un análisis de las experiencias personales en una perspectiva temporal y comparativa, que se man-tiene durante toda la vida, tanto ante la presencia de condiciones adversas, como en las diferentes etapas del ciclo vital. Este sistema autoregulador funciona como moderador del bienestar psicológico, el bienes-tar general, el funcionamiento personal y la calidad de vida percibida.
Las relaciones entre el sí mismo y el bienestar subjeti-vo son vistas en diferentes perspectivas 10; las probabi-lidades de mayor bienestar y adaptación pueden estar dadas por cuanto más complejo y multifacético sea éste. En cuanto a su grado de estructuración, el es-quema social que contiene el cual incluye la acepta-ción social y el compromiso, o como amortiguador de los problemas. Revista Cubana de Salud y Trabajo 2006;7(1-2):34-9
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El bienestar psicológico constituye, pues, un indicador positivo de la relación del sujeto consigo mismo y con su medio. Incluye aspectos valorativos y afectivos que se integran en la proyección futura y el sentido de la vida. Está formado por variables del autoconcepto como:
• Autoconciencia: componente cognitivo de las actitu-des hacia sí mismo. Se expresa en las creencias y pensamientos que tiene el sujeto sobre sí mismo.
• Autoestima: componente afectivo de las actitudes hacia sí mismo. Consiste en la apreciación y valor que se concede el sujeto a sí mismo, y se expresa en el grado en que se quiere y se acepta.
• Autoeficacia: componente conductual de las actitu-des consigo mismo, grado en que el sujeto considera que puede llevar a cabo sus propósitos y cumplir sus metas.
Estos tres componentes se encuentran íntimamente relacionados entre sí y con el sentido que le otorga el sujeto a su vida. El concepto de “sentido” se traduce en proporcionar una razón, orden o coherencia a la existencia del individuo; está relacionado con el con-cepto de “propósito”, el cual hace referencia a la in-tención, al cumplimiento de alguna función o al logro de algún objetivo, que nuestra vida tenga un sentido significa que tenemos un propósito y luchemos por alcanzarlo. El sentido de la vida es considerado tam-bién como un indicador positivo de la salud mental.
El Cuestionario de Bienestar Psicológico propues-to esta formado por 14 reactivos, los cuales están diri-gidos a explorar estos componentes del autoconcepto y el sentido de vida.
Por otra parte, el quehacer de la Psicología en el ámbito de la salud del trabajador demanda, desde una perspectiva preventiva, el desarrollo de instrumentos que permitan abordar poblaciones supuestamente sa-nas. En esta ocasión no pretendemos utilizar un cues-tionario para detectar patologías o síntomas, sino para explorar el bienestar psicológico de grupos de trabaja-dores. No nos estamos refiriendo a un instrumento privativo del área de la salud ocupacional; el mismo se puede utilizar en diversas poblaciones. Tampoco cons-tituye un instrumento para indagar sobre el bienestar en el trabajo. Investigaciones con este fin, el logro de los objetivos, dependerá de su diseño y no de la utili-zación de este instrumento; como se esclarece en la introducción, está dirigido al bienestar psicológico personal, el cual es una consecuencia de las relaciones del sujeto en las diversas áreas de su vida, en su desa-rrollo vital.
Con los estudios desarrollados, nosotros nos hemos propuesto explorar la consistencia interna de este instrumento, así como su estructura factorial, para realizar una primera aproximación a su confiabilidad.
Utilizamos, además, dos cuestionarios como crite-rios externos para delimitar las asociaciones de los re-sultados del mismo con la salud en general y la vulne-rabilidad al estrés.
MATERIAL Y MÉTODO
Se diseñó un estudio descriptivo transversal. Se aplicó el Cuestionario de Bienestar Psicológico a una población de 1042 docentes venezolanos de enseñan-za básica y diversificada de 7 estados diferentes, se-leccionados por un muestreo simple aleatorio, utili-zando el plantel como unidad de muestreo y tomando la población total de docentes de cada plantel por un criterio práctico.
Se analizó la adecuación lingüística del Cuestiona-rio así como la comprensión del mismo utilizando pa-ra esto el criterio de expertos de colegas venezolanos.
El instrumento fue aplicado por el mismo personal, previamente entrenado, en todos los casos.
Se aplicó, además, a una muestra de 250 docentes cubanos de un municipio capitalino, de enseñanza primaria, secundaria y tecnológica. El procedimiento de muestreo fue similar al anterior, siendo la misma representativa, a un 95% de confiabilidad, de la pobla-ción de docentes del municipio seleccionado por un criterio práctico y de representatividad de la capital. En esta muestra se aplicaron, además dos cuestiona-rios que a continuación se detallan:
• Cuestionario General de Salud (GHQ): Este instru-mento es utilizado para determinar la prevalencia de psicopatología general de carácter neurótico. Consti-tuye una prueba de filtrado o tamizado, diseñada pa-ra identificar “casos” potenciales de trastornos men-tales en la población en general. El cuestionario ori-ginal está formado por 60 reactivos, en forma de una pregunta con 4 opciones de respuesta en una escala Likert. Se han derivado versiones breves de 30, 28, 20 y 12 reactivos con 6, 5 ó 4 factores. La validez de las versiones breves ha sido confirmada. Nosotros empleamos la versión de 28 reactivos, que incluye los factores: síntomas somáticos, ansiedad, depre-sión severa y eficacia social 11,12.
• Cuestionario de Vulnerabilidad al Estrés: Este ins-trumento resulta de amplia utilidad para explorar al-gunos factores mediadores de la respuesta de estrés en el sujeto tales como: estilos de vida, apoyo social y patrón de respuesta afectivo conductual, entre otros, los cuales actúan como mecanismos de resis-tencia generalizados ante las demandas del medio. Ha sido desarrollado por la Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
En relación con las características de la muestra, podemos referir que la edad promedio de la muestra de docentes venezolanos es de 39,7 años, con una desviación típica de 8,56. El tiempo medio desempe-ñándose como docente es de 12,13 años, con una des-viación típica de 8,10. Predomina el sexo femenino, Revista Cubana de Salud y Trabajo 2006;7(1-2):34-9
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con una representatividad del 91%, al encontrarnos con una ocupación predominantemente femenina.
En la muestra de docentes cubanos la edad prome-dio es de 41,4 años, con una desviación típica de 8,8. El tiempo medio desempeñándose como docente es de 20,58 años, con una desviación típica de 9,45. Predo-mina el sexo femenino, con una representatividad del 84,66%, lo cual es explicable por ser ésta una ocupa-ción predominantemente femenina.
Para efectuar el análisis de la consistencia interna de la prueba, se aplicó el coeficiente Alpha de Cron-bach, el cual nos ofrece una medida de las correlacio-nes entre los ítems.
Para la muestra de docentes venezolanos se obtuvo un coeficiente de 0,77, y en el caso de los docentes cubanos, 0,80. Estos valores nos refieren una adecua-da consistencia interna de la prueba en relación con el número de ítems.
Para la obtención de la estructura factorial del cues-tionario, se aplicó un análisis de componentes principa-les con rotación varimax normalizada. Se obtuvieron para ambas muestran 4 factores con valores propios su-periores a uno; en el caso de la muestra de docentes ve-nezolanos (n = 1 042), éstos explican el 55% total de la varianza; con la muestra de docentes cubanos (n = 241) explican el 56% de la varianza.
Sin embargo, la estructura factorial del mismo no esta claramente definida. En el análisis de ambas muestra no se comporta de manera similar. Analizan-do en conjunto, se distingue un factor común en los ítems 10 y 12, el cual se identifica con la autoeficacia y otro factor común en los ítems 2 y 3, identificado con un sentido y propósito de vida.
Analizando la muestra de docentes venezolanos, el primer factor extraído, el cual explica por sí solo el 28% de la variabilidad, incluye los ítems 1, 4, 5, 6 y 7, y se identifica con el estado de ánimo. El segundo fac-tor incluye los ítems 10, 11, 12 y 13, y se refiere a una valoración cognitiva de sí mismo expresada en la au-toeficacia. El otro factor explica el 8,63% de la varia-bilidad e incluye los ítems 2,3 y 14, y se identifica con el sentido y propósito de vida. En la muestra de do-centes cubanos se obtuvo un primer factor, que explica el 31,2% de la variabilidad, presente en los ítems 5, 10, 12 y 14, lo cual se identifica con una valoración cognitiva de sí mismo expresada en la autoeficacia; el segundo factor explica el 9,5% de la variabilidad, in-cluye los ítems 1, 6, 8, 9 y 11, y se identifica con una valoración afectiva de sí mismo, expresada en la auto-estima y en el estado de ánimo.
Estos resultados pueden deberse a las diferencias culturales entre ambas poblaciones, las cuales pueden trascender la adaptación lingüística. No obstante, con-sideramos que los reactivos no son lo suficientemente exclusivos, pues resulta difícil poder separar los ele-mentos que expresan por su unidad interna. Las difi-cultades en el orden instrumental para la medición de constructos como la auoteficacia, son reconocidas por algunos autores dedicados al tema 13.
En un estudio para comprobar si estas tres varia-bles, autoestima, autoconcepto y autoeficacia, son va-riables diferentes o constituyen un mismo fenómeno, se obtuvo en un análisis inicial que eran variables in-dependientes, y la autoestima con el autoconcepto es-taban muy relacionadas, mientras que un análisis más profundo agrupa los reactivos más importantes de au-toestima, autoconcepto y autoeficacia, lo cual demues-tra que la autoeficacia no es una variable independien-te, sino es parte de la autoestima 14.
De hecho, constructos como el sentido de coheren-cia, con demostrada validez y confiabilidad, no pre-sentan una clara estructura factorial 15. Resulta difícil poder expresar en reactivos sencillos, variables de es-trecha relación entre sí y que constituyen expresión de una misma actitud. La brevedad de este instrumento no permite llegar a conclusiones de mayor nivel de especificidad que en relación con el bienestar psicoló-gico en su conjunto, considerado éste desde la pers-pectiva anteriormente explicada.
Con relación al otro objetivo, se establecieron las asociaciones de los resultados del Cuestionario de Bienestar Psicológico con el Cuestionario de Salud General y con el de Vulnerabilidad al Estrés, determi-nando la misma con la prueba Chi-Cuadrado y calcu-lando el coeficiente de contingencia y el de concor-dancia de Kappa.
Según los resultados, en el Cuestionario de Bienes-tar Psicológico se establecieron dos grupos de sujetos a partir de los valores medios obtenidos, los de bien-estar alto y los de bienestar bajo, y de forma similar se procedió con los resultados en el Cuestionario de Vul-nerabilidad. Se establecieron para cada una de las es-calas del Cuestionario de Salud General dos grupos a partir de los puntos de corte propuestos.
No se encontraron diferencias significativas entre los sujetos con alto y bajo bienestar psicológico en re-lación con las 4 escalas de salud general: síntomas fí-sicos, ansiedad, conducta social y depresión. Los co-eficientes de contingencia y de Kappa tampoco resul-taron ser significativos (figuras 1, 2, 3 y 4).
Figura 1
Distribución de sujetos según bienestar psicológico y síntomas físicos 020406080100120 BienestaraltoBienestarbajo sanopatologico
Coeficiente de Contingencia: 0,070; α = 0,303
Coeficiente de Kappa: 0,068; α = 0,30
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Figura 2
Distribución de sujetos según bienestar psicológico y ansiedad 020406080100BienestaraltoBienestarbajosanopatologico
Coeficiente de Contingencia: 0,066; α = 0,329
Coeficiente de Kappa: 0,065; α = 0,332
Figura 3
Distribución de sujetos según bienestar psicológico y conducta social 020406080100120140Bienestaralto Bienestarbajo sanopatologico
Coeficiente de Contingencia: 0,044; α = 0,521
Coeficiente de Kappa: 0,018; α = 0,521
Figura 4
Distribución de sujetos según bienestar psicológico y depresión 020406080100120140BienestaraltoBienestarbajosanopatologico
Coeficiente de Contingencia: 0,101; α = 0,134
Coeficiente de Kappa: 0,042; α = 0,134
Como puede apreciarse en estas figuras, existen sujetos con alto bienestar que presentan síntomas físi-cos y ansiedad, así como lo contrario con bienestar bajo y sin síntomas. Esto, aunque resulta algo contra-dictorio aparentemente, se explica a partir de que no necesariamente una persona con ansiedad o sintomato-logía física tiene dificultades con su bienestar psicoló-gico; ambas escalas se refieren a síntomas que pueden estar determinados no solamente por los factores a los que se refiere este concepto del bienestar psicológico, sino también por otras variables psicosociales de di-versos orígenes en otras áreas de la vida de relación del sujeto (laboral, familiar, comunitaria, etc.), y no necesariamente en la relación consigo mismo.
En relación con las escalas de eficacia y depresión, consideramos que, al ser los resultados patológicos tan limitados, esto dificulta el análisis estadístico. Resulta interesante que en la escala de depresión solamente 6 sujetos son patológicos, y de estos 4 presentan bienes-tar bajo; sin embargo, de los que no tienen niveles de depresión patológica (211), 77 presentan bienestar ba-jo. Esto constituye un dato importante, pues si bien no nos refiere que estos sujetos se encuentran en un esta-do patológico, se alejan de un estado de bienestar psi-cológico o salud mental positiva, lo cual, desde el punto de vista de la prevención y la promoción de la salud, son importantes monitorear.
Aparece una asociación significativa entre el bien-estar psicológico y la vulnerabilidad al estrés, con co-eficientes de contingencia y de Kappa significativos (figura 5).
Figura 5
Distribución de sujetos según bienestar psicológico y vulnerabilidad al estrés 0102030405060708090Bienestar alto Bienestar bajono vulnerablevulnerable
Coeficiente de Contingencia: 0,133; α = 0,034
Coeficiente de Kappa: 0,131; α = 0,034
Este resultado nos confirma la idea de que el bienestar psicológico es una variable medidora en las relaciones del sujeto con su entorno, que se manifiesta en el pro-ceso de la interacción de éste con el medio a partir de los recursos psicológicos con que cuenta para afrontar las demandas externas e internas. Actúa como un me-canismo protector para el sujeto y, por supuesto, como un indicador positivo de su salud mental, lo cual no significa traducir literalmente ésta como ausencia de síntomas.
A manera de síntesis, encontramos que el Cuestionario de Bienestar Psicológico mantiene una consistencia interna con valores adecuados en relación con el nú-mero de ítems y las variables que estudia. Su estructu-
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ra factorial no aparece claramente definida por lo que no es recomendable analizar los factores de manera independiente. Recomendamos ampliar la escala Li-kert de calificación de 4 grados a 6 en futuras aplica-ciones, para distinguir mejor las respuestas.
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El análisis de las asociaciones con el Cuestionario de Salud General y con el de Vulnerabilidad al Estrés nos confirma la idea que el bienestar psicológico constitu-ye un mecanismo protector para el sujeto en su afron-tamiento a las demandas del medio y, por supuesto, actúa como un indicador positivo de su salud mental, lo cual no significa traducir literalmente ésta como ausencia de síntomas.
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Recomendamos profundizar en las relaciones con los síntomas depresivos y la eficacia social, ampliando la muestra de sujetos.
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Recibido: 6 de noviembre de 2006 Aprobado: 10 de febrero de 2007

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