¿Y si en lugar de tomarnos la pastilla, nos tomamos la vida?
¿Y si en lugar de tomarnos la pastilla, nos tomamos la vida?
Anuncios
Es nuestro temor a no
llegar lo que nos hace resistirnos a la vida… Y nos cierra puertas y construye
muros… Nos hace creer que todo está en contra y que alguien en el algún lugar
mueve los hilos para que todo falle… Y es verdad, hay alguien que hace eso, pero
es la persona que vemos en el espejo cada día… La que no confía en sí misma ni
persiste lo suficiente como para que el camino dé su fruto… La que mira el
obstáculo y no piensa nunca que puede ser un impulso, la que agota la paciencia
y se dice si misma palabras que nunca querría oír de otros… Es el miedo
al miedo lo que nos aleja de nosotros mismos… Que nos hace creer que no
encajamos y vamos a seguir siendo castigados por ello en un mundo en el que
nadie encaja en realidad, pero todos fingen porque están demasiado asustados
para quitarse la máscara… Hay algo que tienes que saber, nadie encaja…
Absolutamente nadie entre todas esas personas que ves cada día en la calle, es
normal… Todos tenemos maravillosas rarezas y eso es lo que nos hace maravillosos
y nos permite crecer.
Es nuestro temor
a no ser lo que nos aleja de ser quiénes somos. Porque vivimos aislados
de lo que sentimos, de aquellas emociones que consideramos que nos arañan, que
nos recuerdan que tenemos cuentas pendientes con nosotros y en realidad es sólo
a través de ellas que podremos llegar a encontrarnos y reconciliarnos con
nosotros mismos.
¿Y si nos
arriesgamos a sentir el miedo? ¿Y si lo notamos y nos concentramos en
él hasta que veamos y percibamos cómo pasa y qué nos dice? ¿Y si en lugar de
tomarnos la pastilla, nos tomamos este momento para saber qué sentimos?
¿Y si dejamos de
ponernos los zapatos de tacón para sentirnos altos y crecemos por dentro? y
luego, nos ponemos lo que queramos, sea alto o bajo, pero que sea cómodo, que
nos haga pisar fuerte…. Que nos haga fácil llegar a dónde queremos llegar sin
que tengamos que pensar que debemos pagar peajes o dar contrapartidas para tocar
lo que merecemos.
¿Y si nos desnudamos y
descubrimos que ya somos perfectos? y que llevamos años escondiéndonos de
nosotros mismos y dibujándonos sin hacer honor a nuestra verdadera belleza…
¿Y si dejamos de correr
para huir y empezamos a correr para sentir, para soltar, para descubrir si
correr nos gusta y nos libera?
¿Y si sentimos nuestro
miedo de una vez por todas y así lo podemos sacar del armario y no tenemos que
volver a pasar por delante con ese pinchazo en la nuca?
¿Y si lo que toca es
sentarse a la mesa con nuestros fantasmas y servirles el te? Y mirarles a la
cara y decirles que aceptas que sus sombras, que notas sus espinas y ves sus
miradas inquisidoras pero que vas a seguir, que ya no eres ese o esa que camina
eludiendo problemas y que ahora eres responsable de tu vida…
¿Y si dejamos de
resistirnos a vivir lo que la vida nos propone y nos dejamos llevar por aquellas
situaciones que evitamos? porque tal vez las respuestas están en ese
lugar que nos resistimos a ver y en la conversación con aquella persona a la que
no soportamos porque nos recuerda que nosotros también tenemos un lado muy
oscuro…
¿Y si nos miramos al
espejo y nos reconciliamos con esa persona perdida y cansada de que no la mires
a la cara porque le reprochas demasiado? ¿Y si nos amamos sin esperar a
que pasa nada ni cambie nada? Basta con decidir ahora que ya somos
merecedores de todo lo bueno, sin tener que esperar a hacer algo extraodinario o
adelgazar cinco kilos…
No sentir nuestro miedo
es querer bailar sin gastar zapatos, respirar sin notar los olores, correr sin
sudar, amar sin ser herido a veces, vivir sin ensuciarse… No querer notar lo que
somos es renunciar a ser, a conocer… Es perderse a un ser humano maravilloso que
cada día llama a tu puerta pidiendo una oportunidad para amarte y tú nunca abres
porque temes ver sus defectos… Y cuando no abres, no ves sus ojeras pero tampoco
gozas de su mirada brillante… No notas sus abrazos, ni escuchas sus historias ni
descubres su inmenso valor…
¿Y si notamos nuestro
dolor y nos mecemos en él? ¿Y si nos damos cuenta que lo que realmente nos duele
es esquivarlo y rechazar comprender qué viene a contarnos de nosotros mismos? ¿Y
si en lugar de meterlo en una caja y fingir que lo olvidamos, le abrimos la
puerta y nos tomamos con él un café? ¿Y si le preguntamos qué quiere y le
respondemos con lo que nosotros queremos y le dejamos claro que nunca va a
mandar?
¿Y si le damos las gracias porque está ahí para contarnos algo de nosotros
mismos?
¿Y si en lugar de volver
atrás con nuestros pensamientos para recordar lo mal que lo hicimos, volvemos a
este momento y damos la gracias por estar aquí?
¿Y si decidimos que no queremos volver a ser víctimas de nada ni de nadie? ni
siquiera de nosotros mismos…
¿Y si nos
perdonamos de una vez por todas por no haber sido perfectos y gozamos como
merecemos de nuestra maravillosa imperfección?
¿Y si nos salvamos de
nosotros mismos siendo capaces de amar lo que somos?
Dejando de eludir lo que
nos quema, dejando de llevar el fardo de reproches y soltando quejas que solo
hacen que recordarnos lo que no somos y nos incapacitan para ver todo lo que
hemos conseguido, todo lo que hay en nosotros por el hecho de existir. Para
dejar de creer que necesitamos ser algo que no somos y alcanzar una meta que a
medida que luchamos por conseguir parece que se aleja… Para comprender de una
vez por todas que absolutamente todo lo que hay en nosotros merece la pena… ¿Y
si nos reconciliamos con nosotros mismos y empezamos a vivir?
¿Y si afrontamos lo pendiente de una vez por todas?¿Y si en lugar de tomarnos la pastilla nos tomamos la vida?
Comentarios
Publicar un comentario